DIVULGACIÓN

Dispersión de semillas por animales: función ecológica y servicio ecosistémico

El mutualismo planta-frugívoro es clave para el funcionamiento de ecosistemas que garantizan la provisión de servicios para el bienestar humano.


Una de cada cuatro especies de plantas depende de animales frugívoros para la dispersión de sus semillas. Foto: Giselle Mangini
Por su movilidad, los tucanes son importantes en la dispersión de semillas entre sitios distantes. Foto: Daniel Luciano

Un árbol sugiere que alguna vez una semilla logró germinar y establecerse en ese sitio. Un bosque multiplica esa idea indefinidamente. Para muchas especies de árboles, la llegada de una semilla en condiciones favorables para su germinación depende de la intervención de animales que consumen los frutos y movilizan las semillas sin dañarlas. La mitad de las especies conocidas de plantas con semillas requieren de esta interacción mutualista para su dispersión, que en diversos bosques tropicales del mundo incluye a más de tres cuartas partes de las especies arbóreas. En los bosques andinos subtropicales del noroeste argentino, esta dependencia involucra a más de 250 especies de árboles, arbustos, epífitas, lianas y hierbas.

Como podemos ver, la dispersión de semillas mediada por la frugivoría cumple una función ecológica clave para el mantenimiento y la dinámica de los ecosistemas forestales. Al diseminar las semillas, los animales frugívoros promueven la supervivencia de las plantas y la salud del ecosistema. Esto se debe a que la redistribución de las semillas en el espacio les permite a las plantas alcanzar nuevos sitios favorables para la germinación y colonizar áreas distantes, incrementando la diversidad genética de las poblaciones. Este proceso ecológico también permite reducir la pérdida de semillas por el ataque de hongos y animales granívoros y disminuye la competencia con otras plantas de la misma especie.

La dispersión de semillas contribuye indirectamente a otras numerosas funciones ecológicas. Por ejemplo, ese árbol resultante de una dispersión exitosa es hábitat y fuente de recursos para otras especies, aporta nutrientes al suelo y libera oxígeno al aire, por enumerar solo algunas de las múltiples funciones que cumple. Si extrapolamos esta idea a un bosque, podemos tomar conciencia de la magnitud de la importancia de la dispersión de semillas por animales en la compleja red de mecanismos y procesos que hacen al funcionamiento de un ecosistema.

Los servicios ecosistémicos que resultan de la dispersión de semillas por animales también son mayormente indirectos. A través de su función en el sostén de la diversidad biológica y el funcionamiento de los ecosistemas, contribuye al mantenimiento de la cobertura boscosa, al secuestro de carbono, a la regulación de la escorrentía y la provisión de recursos como productos forestales y no maderables, por mencionar solo algunos. La relación mayormente indirecta entre la función ecológica y el beneficio para el bienestar humano, y su consecuente dificultad para medirla en términos económicos, hace que se suela ignorar o minimizar la importancia de la dispersión de semillas como servicio ecosistémico. No obstante, la disminución de las poblaciones de frugívoros y las alteraciones de los ambientes naturales ponen en riesgo la integridad de las interacciones entre plantas y dispersores de semillas, sus funciones ecológicas y los servicios ecosistémicos que brindan. Las consecuencias de dichas amenazas no son obvias, ya que afectan ciclos –como la vida de un árbol– difíciles de detectar en análisis a corto plazo, lo que contribuye a la dificultad para percibirlas.

En el Instituto de Ecología Regional, varias líneas de investigación estudiaron el funcionamiento de las interacciones planta-animal en ambientes naturales del noroeste argentino. Actualmente, estamos tratando de entender las consecuencias sobre estas interacciones de los cambios en los bosques promovidos por la actividad humana.

 

Dr. Pedro G. Blendinger