Existen más de 20.000 especies conocidas de abejas (Hymenoptera, Anthophila) de las cuales en la Argentina, se han reconocido más de 1.100 especies silvestres y al menos siete especies exóticas que fueron introducidas accidentalmente o en algunos casos como polinizadores para ciertos cultivos.
Las abejas se alimentan de néctar de las flores y alimentan a su progenie con polen, es por eso que se establece una unión muy cercana con las flores. Al buscar alimento contactan las estructuras reproductivas de las flores y promueven su reproducción sexual, esto es conocido como “polinización”. Esta polinización es beneficiosa para la gran mayoría de las especies en flor, tanto para especies silvestres como para las cultivadas, ya que permite que se produzcan semillas y frutos.
En el IER, nuestra línea de investigación de polinizadores es amplia. Estudiamos por un lado su aporte a la producción de cultivos (soja, arándanos y cítricos) y cómo el entorno afecta este servicio ecosistémico. Además investigamos las relaciones que establecen con las plantas en flor en la ecorregión del Monte, y cómo factores ambientales (altitud y temperatura) afectan estas relaciones. Estudiamos cómo su diversidad se relaciona con los ambientes agrícolas chaqueños y yungueños y estamos estableciendo protocolos de monitoreo estandarizados, que nos ayuden a tomar decisiones sobre su conservación y manejo. También tenemos el centro de monitoreo de la salud de las abejas, que estudia las enfermedades de las abejas melíferas, el comportamiento reproductivo y su genética, brindando información a los apicultores para la toma de decisiones.