Entre los resultados más destacados se encuentra una tasa de incidencia de COVID-19 de 4941 por 100 000 habitantes y una tasa de mortalidad de 93,29 por 100 000 habitantes. Asimismo, se identificó que la incidencia de casos fue similar en varones y mujeres, pero el grupo de 30 a 49 años presentó las tasas más altas. Por otro lado, la tasa de mortalidad y letalidad en varones fue mayor que en mujeres, y en ambos sexos el grupo de 80 años o más presentaron las tasas mayores.
A nivel departamental, se encontró que las tasas de incidencia más altas se registraron en Capital, Tafí Viejo, Cruz Alta y Yerba Buena, mientras que Burruyacú, Monteros y Trancas tuvieron las mayores tasas de mortalidad y letalidad. Además, se evidencia que la incidencia de casos se vio afectada por la densidad poblacional y por el porcentaje de personas en hogares con alguna necesidad básica insatisfecha.
En conclusión, estas funciones permiten comprender mejor la estructura, funcionalidad e identidad de las ciudades de Tucumán y su capacidad de resiliencia y adaptación frente a eventos como COVID-19. Los factores sociodemográficos asociados al impacto de la pandemia pueden ayudar a las autoridades sanitarias a planificar estrategias de intervención más efectivas.
Se recomienda la lectura completa del estudio en la Revista Argentina de Salud Pública (RASP) para conocer más detalles y ampliar la visión sobre la situación de la pandemia en Tucumán.
https://www.rasp.msal.gov.ar/index.php/rasp/article/view/798/810