Hace más de 70 años, un naturalista llamado Abel Peirano, empleado del Instituto Miguel Lillo de Tucumán, y responsable del herbario deambulaba con su mulita, un pico y un herbario por unos lugares desolados de la Provincia de Catamarca. Pensó que allí había metales preciosos...
La charla contará muy rápidamente desde entonces hasta la actualidad y presentará algunas hipótesis del futuro.