URBANIZACIÓN Y RECUPERACIÓN DE LAS YUNGAS DE SAN MIGUEL DE TUCUMÁN



(1)Grau, Hernández, Gutierrez, Gasparri, Casaveccia, Flores Ivalde, & Paolini

Para la visión clásica del ecologismo, pocos procesos geográficos son más destructivos de la naturaleza que la urbanización. La Ciudad de San Miguel de Tucumán es la más grande del norte de Argentina, y la que más ha crecido en términos absolutos en las últimas décadas. Desde 1970 al presente, la ciudad sumó más de medio millón de habitantes a sus originales 250,000. A sólo 10 Km al Oeste de SM de Tucumán se encuentra la Sierra de San Javier, cuyas laderas húmedas están, en buena parte cubiertas por bosques de Yungas. Sin embargo, contrariando el “sentido común” del ecologismo, los ecosistemas de la sierra no se han destruido. Un estudio reciente de investigadores del LIEY basado en análisis de imágenes satelitales (1) muestra que desde principio de los 70 el área de bosques se expandió en más de 1400 hectáreas, sobre un total de aproximadamente 30,000 del área de estudio. Una proporción importante de estos bosques nuevos se regeneraron sobre la zona cumbral y en el pedemonte oriental, sitios con alta pendiente y precipitaciones, por lo que esta recuperación del bosque ha contribuido significativamente a mejorar la protección de las cuencas hídricas de la sierra. En el estudio mencionado se estimó, en base a modelos basados en Sistemas de Información Geográfica, que la producción de sedimentos (un indicador de erosión de suelos), ha disminuido en cerca de un 10% durante los últimos 30 años. Lejos de destruir los ecosistemas de la sierra, la urbanización parece haber favorecido la recuperación del bosque, posiblemente fomentando el abandono de la ganadería y agricultura en zonas de la sierra marginales para la producción, y fomentando en cambio usos recreativos y conservacionistas. El mismo estudio señala, por otra parte, que estos nuevos bosques son diferentes de los originales. Por ejemplo, muchos de ellos son dominados por el Ligustro o Siempre Verde, un árbol asiático invasor. El efecto de estas invasiones sobre los “servicios ecológicos” del bosque como la conservación de biodiversidad, biomasa, suelos o calidad para usos recreativos es algo que aún requiere estudiarse.