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Siempreverde: a la carga contra el ligustro invasor


BOSQUE DE LIGUSTROS. A su sombra no crecen otros árboles o arbustos.

 Por Roberto Delgado, Publicado por Diario La Gaceta, Tucumán, 30 de Mayo 2021.

Un equipo de investigadores comenzó una prueba piloto para mantener a raya a esta especie oriunda de China, que se extiende sin freno por la selva de yungas y amenaza el equilibrio ambiental. Tareas de reemplazo por especies nativas.

La gran batalla contra el ligustro invasor que amenaza con devastar la selva de yungas ha comenzado. Un equipo de investigadores está haciendo pruebas piloto con el objetivo de contener el avance sostenido que desde hace décadas tiene esta planta oriunda de China, conocida como siempreverde, que se ha ido adueñando de bordes de caminos, medianeras de los hogares, prados y sitios de pastoreo de animales en el cerro y en el piedemonte. Según Juan Pablo Juliá (director de la reserva de Horco Molle), es una de las 100 especies invasoras más importantes del mundo. Según Ricardo Grau (del Instituto de Ecología Regional), ya ocupa aproximadamente el 3% de las 20.000 hectáreas de la selva de San Javier. Según la bióloga Priscila Powell, a cargo del proyecto, llamado Contain, se teme que se extienda por las yungas desde acá hasta Jujuy. ¿Qué hace el ligustro? Crece vorazmente, quitándoles el agua a las otras especies de plantas del bosque nativo, se queda con su espacio, genera pérdida de biodiversidad y eso es un hábitat menos propicio para la fauna. Para el ser humano, las consecuencias se dan en la alteración de los servicios que el ecosistema da al piedemonte.

“Nosotros trabajamos desde el aspecto ecológico el impacto que tiene esta especie exótica invasora”, dice Powell, ecóloga, bióloga y doctora en Biología, docente de la Facultad de Ciencias Naturales  e investigadora del Conicet. Es un proyecto de cooperación del Conicet con el Conycit de Chile, el Favesp de San Pablo (Brasil) y el Natural Environment Research Council (NERC) del Reino Unido. “Ya el Instituto de Ecología Regional ha estudiado los impactos. Hemos elegido tres sitios de Horco Molle, en pequeñas parcelas, para estudiar de qué forma en un contexto de invasión se puede plantear la diversidad de árboles. Hemos plantado con gente de la reserva de Horco Molle, el Jardín Botánico y el Parque Sierra de San Javier. Se han cortado ligustros y también moras (otra especie invasora) y se plantaron ya unas 300 especies nativas (jacarandás, tipas, tabaquillos) para ver cómo responden. Ponemos ‘trampas de semillas’ para ver la reacción, es decir para saber qué semillas llevan las aves”.

El siempreverde (ligustrum lucidum), que en Jujuy es conocido como sereno, llegó a comienzos del siglo pasado y se extendió desde la parte alta de San Pablo y Villa Nougués por el cerro. Según Grau, hace 40 años se  podía ver la ciudad desde la ruta 338 entre Villa Nougués y San Javier. Hoy la vista está ocupada por siempreverdes, que son árboles que pueden llegar a tener 30 metros de altura. “Ni siquiera en China tienen este tamaño. Tienen mucha sombra y absorben mucha agua. Y es su sombra la que impide que crezcan las otras especies”, explica Powell. Es una planta ornamental, muy requerida en hogares y su primo, la ligustrina hogareña, hasta es auspiciada por municipalidades para parquizar, lo cual representa un problema de cambio cultural. Por ello hay que dar a conocer lo que sucede, dicen los investigadores. “Acá la vegetación nativa ha cambiado en gran parte porque el ligustro cambia el ambiente y hace que no podamos tener la provisión de servicios ecosistémicos”, explica Powell. “El área es un regulador térmico e hídrico -añade Grau-; polinizador de los cultivos de los campos en la base; hay controladores biológicos, insectos que se comen las plagas de los cultivos”.

Los tucumanos tenemos la suerte de tener un área protegida de 20.000 hectáreas, explica Grau. Es la sierra completa de San Javier desde el río Tapia al norte hasta el río Lules al sur. Hay 500 ha de la provincia, que es el parque  Aconquija (desde el km 11 en la Primera Confitería hasta antes de llegar a la comuna de San Javier); más la reserva de San Pablo, con 3.200 ha y el parque universitario Sierra de San Javier, de 14.000 ha.

La especie exótica es la tercera causa de destrucción de biodiversidad, dice Pablo Quiroga, director del jardín Botánico de la UNT. La primera es el hombre. “Muchos aceptan los bosques de ligustros porque dejan espacio bajo la sombra de los árboles; en cambio la selva es compleja, más cerrada, con muchas más plantas. La sierra San Javier tiene como 20 especies leñosas y ya hay muchas especies exóticas incorporadas, en su mayoría de origen asiático que invade la sierra. Hoy caminás por Horco Molle y podés sentir que estás caminando por el paisaje del sur asiático: níspero, naranjo agrio, ligustro, ligustrina, achira, costilla de Adán, una especie de bambú llamado caña brava o filostaqui”, describe.

Añade que hay darwinistas y neodarwinistas como Stephen Jay Gould que consideran que no existen las especies exóticas sino que son parte de un proceso, y de hecho el hombre con sus jardines botánicos (hay unos 2.000 en el mundo) ha dispersado especies por todas partes. “Pero uno no sabe qué problema puede acarrear una especie exótica”, dice Quiroga. De hecho, el ligustro encuentra ambiente más propicio para su crecimiento y expansión en esta selva que en su lugar chino de origen.

Precisamente, la tarea frente al siempreverde  es un corte con forestación de especies nativas para que crezcan en la zona cortada, recorte de los ligustros y también inyección en el tronco de herbicida (para que no se propague a otras plantas) y reforestación. El proyecto, se estima, durará tres años en estas tres hectáreas. “La idea es que de esta investigación la Reserva y el Parque San Javier puedan seguir haciendo control para mantener a raya al ligustro -concluye Powell-, y del mismo modo, que propietarios de tierras con bosque puedan hacer estos cuidados”.

¿Quién lo introdujo?

Juan Pablo Juliá dice que esta especie  fue llevada en el siglo pasado como árbol ornamental  a Villa Nougués. Según Marcelo Sosa, el ocupante del barrio privado “Las Pirámides” sobre la ruta 338 (que está en litigio con la UNT por encontrarse en el predio del parque Sierra de San Javier) el ligustro fue llevado al cerro por su abuelo, ya que su familia está en la zona desde comienzos del siglo pasado. Juliá afirma que se sabe dónde empezó en Horco Molle. “Parece que había una toma de agua y lo plantaron para forestar el lugar; se dispersó en viejos campos de cultivos de cítricos, al norte de la reserva. Lo sabemos por la edad de los árboles que están ahí, de unos 40 años”.

Plantas viajeras

Las especies más complicadas en la sierra de San Javier son el siempreverde y la acacia negra, que está del  lado de La Sala, cuenta Juan Pablo Juliá. Otros son la mora y la lantana, que es un arbusto no tan abundante ni problemático. Se dice que la mora fue traída a comienzos del siglo pasado para la Granja Modelo, para la cría del gusano de seda. También la palmera misionera llamada Pindó, que fue traída en el gobierno de Antonio Bussi para forestar la avenida Perón de Yerba Buena. La dispersan los loros y los zorros y probablemente sea un problema en el futuro.

Animales viajeros

En cuanto a los animales, la liebre y el jabalí europeos ya son problemas. En otras partes del país, el ciervo colorado y la trucha. Este pez, muy voraz, ha aniquilado anfibios y especies autóctonas. Es uno de los responsables de la extinción de la mojarra desnuda desde hace más de 15 años en la Patagonia. Uno de los problemas más conocidos es el de los castores en Tierra del Fuego. Traídos de Canadá, al no tener predadores como el oso, en el sur argentino se transformaron en una plaga que destruye los bosques.