NOTA DE PRENSA

La contribución de los insectos en el proceso de descomposición de madera a nivel global


Foto: Experimento de descomposición de madera .

¿Cuánto contribuye la madera muerta al ciclo global de carbono? ¿Qué importancia tienen los insectos en la descomposición de la madera muerta? ¿Varían estas contribuciones en relación al clima? Estas son algunas de las preguntas que buscaron responder en este trabajo recientemente publicado en Nature, donde participaron Roxana Aragón y Romina Fernández del Instituto de Ecología Regional.

Para esto realizaron un experimento global que incluyó 55 sitios de muestreo en bosques de seis continentes, con más de140 especies de árboles durante tres años. En los distintos sitios, que incluían un amplio gradiente de temperatura y precipitación, hicieron un experimento de descomposición de madera, la mitad de ellas en jaulas con mallas para exclusión de insectos. De esta manera se pudo cuantificar su contribución.

Se estima que 10.9 giga toneladas de carbono son liberados anualmente a partir de madera muerta a escala global. La tasa de descomposición de madera y la contribución de los insectos fue altamente variable con el clima, siendo mayor en bosques tropicales. A nivel mundial, el efecto neto de los insectos puede representar el 29% del flujo de carbono de la madera muerta. Es probable que el cambio climático y las alternaciones en la diversidad que se experimenta en los últimos años, altere las tasas de descomposición y por lo tanto el ciclado de carbono a escala global.

Foto 1: Tasas de descomposición y efectos de insectos por bioma. a, Reservas de carbono estimadas en madera muerta con un diámetro de> 2 cm (Mg C ha -1). b y c, Pérdida de masa anual de madera muerta de especies de árboles nativos (b) cuando todos los grupos de descomponedores tienen acceso (tratamiento sin jaula) y la diferencia en la pérdida de masa anual entre los tratamientos sin jaula y con jaula cerrada que se atribuyen al efecto neto de los insectos (C).

 

Foto 2: Roxana Aragón y Romina Fernández instalando el experimento en bosques montanos de Tucumán, Argentina.

 

Link al artículo: https://www.nature.com/articles/s41586-021-03740-8