Resumen:
En el Gran Chaco, la magnitud del impacto de las fronteras agropecuarias se ha estimado a través del mapeo de deforestación a escala de parcelas productivas. De hecho, los cambios de uso de la tierra sirven como marcadores sensibles y relativamente accesibles de la pérdida y degradación del hábitat. Sin embargo, la conversión de bosques en pastizales ganaderos o en tierras de cultivo no capturan la totalidad de los impactos, ya que estos cambios representan la fase final de un proceso (a menudo largo) de competencia y negociación por el control sobre la tierra. Mas allá de la pérdida en disponibilidad de recursos que implica la deforestación, el impacto de estas fronteras se refleja también en los cambios al acceso a recursos todavía presentes, vía su delimitación institucional y física. Evaluar la ‘verdadera’ huella de impacto de estas fronteras requiere un método que capture los cambios de control que están sucediendo dentro de la matriz forestal. En esta charla les presento un marco metodológico que permite abordar este problema, cuyo objetivo es detectar y cuantificar la aparición de demarcaciones forestales (deslindes, picadas etc.), tomadas como indicadores de cambios incipientes en el control de tierras, y que permite (re)caracterizar las fronteras agropecuarias del Gran Chaco mediante un análisis de su distribución.